Su Beatitud Monseñor
+++ Sebastián Camacho Bentancur
Arzobispo Primado de la Iglesia Católica Apostólica Antigua del Río de la Plata
Patriarca de la Comunión Apostólica Ecuménica Mundial
Sede Patriarcal de Montevideo
+++ Sebastián Camacho Bentancur
Arzobispo Primado de la Iglesia Católica Apostólica Antigua del Río de la Plata
Patriarca de la Comunión Apostólica Ecuménica Mundial
Sede Patriarcal de Montevideo
Los antecedentes más importantes de esta Teología se encuentran en Brasil, donde a partir de 1957 comenzó en la Iglesia Católica un movimiento de Comunidades de Base que para 1964 ya era digno de ser considerado en el "Primer Plan Pastoral Nacional 1965-1970". También en Brasil Paulo Freire, un maestro del nordeste, desarrolló un nuevo método para alfabetizar mediante un proceso de concienciación. Los movimientos de estudiantes y de trabajadores de Acción Católica se fueron comprometiendo, así como importantes intelectuales católicos. Algunos cristianos empezaron a utilizar conceptos marxistas para analizar la sociedad. Richard Shaull, un misionero presbiteriano, planteó la cuestión de si la revolución tendría un significado teológico. Él y algunos jóvenes protestantes empezaron a discutir esos temas con sacerdotes dominicos e intelectuales católicos.
Una inspiración para este movimiento latinoamericano fueron los sacerdotes obreros europeos. El cardenal Emmanuel Suhard, de París, había fundado la "Misión de Francia" permitiendo a algunos sacerdotes trabajar en las fábricas para acercarse al mundo obrero. El célebre dominico Jacques Loew trabajó como descargador de barcos en los muelles del puerto de Marsella, así como el sacerdote Michel Favreau, muerto en un accidente de trabajo. En 1950 se publicó el libro del abbé Godin: Francia: ¿tierra de misión?. Sin embargo, los curas obreros fueron acusados de comunistas y denunciados en Roma por actividades subversivas. Eran los años en que una laica, Madeleine Delbrêl, hacía su experiencia entre los obreros de Ivry (autora de Nosotros, gente de la calle y El Evangelio en los barrios obreros de París). En 1954 Pío XII pidió a todos los sacerdotes obreros que regresaran a su trabajo pastoral anterior en las diócesis o se incorporaran a sus comunidades religiosas. Los sacerdotes obreros fueron rehabilitados en 1965 después del Concilio.
Otras de las ideas bases para el inicio de la Teología de la liberación fue la vida y obra revolucionaria del sacerdote colombiano Camilo Torres (1929-1966) quien luchó en el ELN en su primer combate contra el Ejército regular. El padre Camilo Torres fue un verdadero ejemplo para curas y católicos que posteriormente tratarían de continuar su obra no solo en Colombia, sino en toda América.
Otra inspiración para la Teología de la Liberación latinoamericana fue la lucha por los derechos civiles que a su vez gano derechos para los negros de Estados Unidos liderada por Martin Luther King (1929-1968). A su vez una Teología de la Liberación negra ha sido desarrollada por James H. Cone y otros. En Sudáfrica se desarrolló una vigorosa Teología de la liberación negra en la lucha contra el apartheid. En el resto de África la Teología ha cuestionado la conquista, esclavización y colonización de los africanos por la cristiandad europea y se ha centrado en la pobreza absoluta que ha resultado como consecuencia en la mayoría de los países africanos. En Asia la Teología minjung (coreano: de la masa popular), o la Teología Campesina en Filipinas (expuesta por Charles R. Avila), han sido expresiones relacionadas con la Teología de la Liberación latinoamericana.
La Teología de la Liberación ha nacido en América Latina en un momento histórico determinado. Durante siglos América Latina no tuvo teología propia: importaba la teología que se fabricaba en Europa. Su teología era el reflejo de la europea. La dependencia de América Latina respecto al mundo rico, no sólo era económica y política, sino también eclesial y teológica.
Principales ideas [editar]
Algunas de las ideas de la Teología de la Liberación son:
La salvación cristiana no puede darse sin la liberación económica, política, social e ideológica, como signos visibles de la dignidad del hombre.
Eliminar la explotación, las faltas de oportunidades e injusticias de este mundo.
Garantizar el acceso a la educación y la salud.
La liberación como toma de conciencia ante la realidad socioeconómica latinoamericana.
La situación actual de la mayoría de los latinoamericanos contradice el designio histórico de Dios y la pobreza es un pecado social.
No solamente hay pecadores, hay víctimas del pecado que necesitan justicia, restauración. Todos somos pecadores, pero en concreto hay que distinguir entre víctima y victimario.
Tomar conciencia de la lucha de clases optando siempre por los pobres.
Afirmar el sistema democrático profundizando la concienciación de las masas acerca de sus verdaderos enemigos para transformar el sistema vigente.
Crear un “hombre nuevo” como condición indispensable para asegurar el éxito de la transformación social. El hombre solidario y creativo motor de la actividad humana en contraposición a la mentalidad capitalista de especulación y espíritu de lucro.
La libre aceptación de la doctrina evangélica, es decir, primeramente procurar a la persona unas condiciones de vida dignas y posteriormente su adoctrinamiento evangélico si la persona quiere.
Sin embargo, es capital destacar la apreciación que hace Gustavo Gutierrez: al contrario que otros postulados teológicos o filosóficos, la Teología de la Liberación es un acto segundo, es decir, emana de una experiencia de compromiso y trabajo con y por los pobres, de horror ante la pobreza y la injusticia, y de apreciación de las posibilidades de las personas oprimidas como creadores de su propia historia y superadores del sufrimiento. No es, por tanto, un desarrollo intelectual que luego se quiera llevar a la realidad.
La base Teológica y Conceptual [editar]
“La injusticia e inhumanidad crece en los países industrializados, la globalización de la economía lleva claramente la falta de solidaridad de nuestras sociedades. La Teología de la Liberación en Latinoamérica es la primera alternativa contra el capitalismo. La mercadizacion global de todas las cosas. Ya no solo es una teología contextual latinoamericana, sino que, con el desarrollo mencionado, se convierte en teología contextual universal.”. Uno de sus máximos exponentes, el jesuita y mártir Ellacuría reclama una nueva civilización, la civilización de la pobreza, contrapuesta a la de la riqueza, puesto que ésta se ha revelado como un nuevo Moloch que devora a las personas y el planeta. Su condena de la riqueza se debe en gran medida a sus frutos de pobreza y opresión en el planeta, a la indiferencia que crea en el corazón del mundo rico y desarrollado. Ellacuría, Romero, Sobrino, comparan la muerte de personas en el mundo pobre, en el Sur, con el Siervo de Yaveh, y afirman que poseen una santidad elemental, jesuánica.
Refiriendo una nueva iglesia de los pobres, el Obispo Jürgen Moltmann, inauguró con las palabras arriba expuestas, una serie de conferencias sobre el tema de La Teología de la Liberación corriendo el año de 1999 en la Iglesia Católica Alemana.
La relación del Catolicismo y la pobreza, ha sido fundamental para la historia y la difusión de la religión en todos los tiempos. Apoyada a veces, criticada en otras ocasiones, la Teología de la Liberación se ha dedicado a difundir el evangelio cristiano con un peculiar estilo al igual en países en desarrollo que en aquellos menos favorecidos en lo económico.
Su filosofía es de condena y de apego a la pobreza. Surgió al mundo católico con la publicación del libro “Historia, Política y Salvación de Una Teología de la Liberación” del sacerdote jesuita, ahora dominico, peruano Gustavo Gutiérrez Merino, en 1973; esto después de que en 1968 en la Conferencia Episcopal del CELAM se había hecho énfasis en el compromiso de la Iglesia Católica con los pobres, el libro de Gutiérrez se interpreto así como la respuesta y el detonante.
Resulta difícil definir a la Teología de la Liberación pero puede partirse de la base que busca un análisis profundo del significado de las clases sociales y su relación con la pobreza. Para llegar a ello, inserta el marxismo y otras ideologías sociales con el cristianismo. Cristo es percibido principalmente como “liberador” de la condición de la pobreza material.
Juan Pablo II y la Teología de la liberación [editar]
El Papa Juan Pablo II solicitó de la Congregación para la Doctrina de la Fe dos estudios sobre la Teología de la Liberación que fueron hechos en sendos documentos en 1984 y 1986 con los nombres de [Libertatis Nuntius] y [Libertatis Conscientia] donde se consideraba básicamente que, a pesar del compromiso radical de la Iglesia católica con los pobres, la disposición de la Teología de la Liberación a aceptar postulados de origen marxista o de otras ideologías políticas no era compatible con la doctrina, especialmente en lo referente a que la redención sólo era posible alcanzarse con un compromiso político.
Las falacias de la Teología de la Liberación, según conclusiones del vaticano fueron:
1 - Desde un punto de vista teológico, el análisis marxista no es una herramienta científica para el teólogo, que debe, previo a la utilización de cualquier método de investigación de la realidad, llevar a cabo un exámen crítico de naturaleza epistemológica más que social o económico.
2 - El marxismo es, además, una concepción totalizante del mundo, irreconciliable con la revelación cristiana, en el todo como en sus partes.
3 - Esta concepción totalizante impone su lógica y arrastra las "teologías de la liberación" a un concepto de la práxis que hace de toda verdad una verdad partidaria, es decir, relativa a un determinado momento dialéctico.
4 - La violencia de la lucha de clases es también violencia al amor de los unos con los otros y a la unidad de todos en Cristo; es una concepción puramente estructuralista, para legitimar esa violencia.
5 - Decir que Dios se hace historia, e historia profana, es caer en un inmanentismo historicista, que tiende injustificadamente a identificar el Reino de Dios y su devenir con el movimiento de la liberación meramente humana, lo que está en oposición con la fe de la Iglesia.
6 - Esto entraña, además, que las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad reciban un nuevo contenido como "fidelidad a la historia", "confianza en el futuro", y "opción por los pobres" que en realidad les niega su sustancia teológica.
7 - La politización de las afirmaciones de la fe y de los juicios teológicos lleva a la aceptación de que un hombre, en virtud de su pertenencia objetiva a1 mundo de los ricos, es, ante todo un enemigo de clase que hay que combatir.
8 - Todo eso lleva a un clasismo intolerable dentro de la Iglesia y a una negación de su estructura sacramental y jerárquica, 'hendiendo al Cuerpo Místico de Cristo en una vertiente "oficial" y otra "popular", ambas contrapuestas caso reciente de Nicaragua).
9 - La nueva hermenéutica de los teólogos de la liberación conduce a una relectura esencialmente política de la Escritura y a una selectividad parcial y mendaz en la selección de los textos sacros, desconociendo la radical novedad del Nuevo Testamento, que es liberación del pecado, la fuente de todos los males.
10- También entraña el rechazo de la Tradición como fuente de la fe y una distinción inadmisible entre el "Jesús de la Historia" y el "Jesús de la Fe", a espaldas del magisterio eclesiástico».[1]
Sin embargo, algunos teólogos de la liberación, como Samuel Ruiz, sostienen que la teología es una labor reflexiva que debe venir después de la opción que se haga, en este caso por los pobres. Otros, como Jon Sobrino, niegan todas las acusaciones anteriores, y llaman la atención sobre el hecho de que la mayoría ellas se basan en obras suyas que cuentan con la correspondiente aprobación eclesiástica.
Representantes [editar]
Alberto Methol Ferre, uruguayo
Andrés Torres Queiruga,español
Camilo Torres Restrepo, colombiano
Carlos Felipe Ximenes Belo, procer obispo timorés
Carlos Mugica, argentino
Eduardo Delgado, ecuatoriano
Eloy Roy, canadiense
Elsa Tamez, mexicana
Enrique Dussel, argentino/México
Ernesto Cardenal, nicaragüense
Erwin Kräutler austríaco/brasileño
Frei Betto, brasileño
Gerardo Valencia Cano, colombiano
Gustavo Gutiérrez Merino, peruano
Hélder Câmara, arzobispo brasileño
Hugo Assmann, brasileño
Ignacio Ellacuría, mártir español/salvadoreño
Ignacio Martín-Baró, mártir español/salvadoreño
Jon Cortina, español/salvadoreño
Jon Sobrino, español/salvadoreño
Jorge V. Pixley, estadounidense/nicaragüense
José Gómez Izquierdo, ecuatoriano
José María Castillo, español
José María Vigil, español radicado en Panamá
José Míguez Bonino, argentino
José Porfirio Miranda, mexicano
José Severino Croatto, argentino
Juan José Tamayo, español
Juan Luis Segundo, uruguayo
Juan Vives Suriá, venezolano
Leonardo Boff, brasileño
Leonidas Proaño, ecuatoriano
Luis Alberto Luna Tobar, ecuatoriano
Luis Felipe Zegarra, peruano
Marcela Althaus-Reid, argentina
Nelson Casique, venezolano/Valencia
Óscar Romero, mártir arzobispo salvadoreño
Pablo Richard, chileno
Paul Gauthier, francés
Pedro Trigo, español/venezolano
Pere Casaldàliga obispo español/brasileño
Rafael Avila, colombiano
Raúl Vera, mexicano
Richard Shaull, estadounidense
Rutilio Grande, salvadoreño
Samuel Ruiz, mexicano
Sergio Méndez Arceo, mexicano
Tomás Balduinos, brasileño
Bibliografía [editar]
Berryman, Phillip. 1989. Teología de la liberación: Los hechos esenciales en torno al movimiento revolucionario en América Latina y otros lugares. México: Siglo Veintiuno Editores. copia en internet
Boff, Leonardo Desde el lugar del pobre 1989. 'Ediciones Paulinas, Bogotá.
Dussel, Enrique. 1972. Caminos de liberación Latinoamericana, Latinoamerica Libros, Buenos Aires. texto completo.
Dussel, Enrique. 1972. Teoría de la liberación y ética. Caminos de liberación Latinoamericana II, Latinoamérica Libros, Buenos Aires. texto completo.
Gutiérrez, Gustavo. 1973. Teologá de la Liberación. Perspectivas. Ediciones Sígueme, Salamanca.
Segundo, Juan Luis. 1973. Liberación de la Teología. Lohlé, Buenos Aires.
1977. "Capitalismo y socialismo, cruz teológica"; La nueva frontera de la teología en América Latina; Rosino Gabellini editor. Ediciones Sígueme, Salamanca.
Sobrino, Jon. 1989. Compañeros de Jesús. El asesinato-martirio de los jesuitas salvadoreños. Editorial Sal Terrae, Santander.
Una inspiración para este movimiento latinoamericano fueron los sacerdotes obreros europeos. El cardenal Emmanuel Suhard, de París, había fundado la "Misión de Francia" permitiendo a algunos sacerdotes trabajar en las fábricas para acercarse al mundo obrero. El célebre dominico Jacques Loew trabajó como descargador de barcos en los muelles del puerto de Marsella, así como el sacerdote Michel Favreau, muerto en un accidente de trabajo. En 1950 se publicó el libro del abbé Godin: Francia: ¿tierra de misión?. Sin embargo, los curas obreros fueron acusados de comunistas y denunciados en Roma por actividades subversivas. Eran los años en que una laica, Madeleine Delbrêl, hacía su experiencia entre los obreros de Ivry (autora de Nosotros, gente de la calle y El Evangelio en los barrios obreros de París). En 1954 Pío XII pidió a todos los sacerdotes obreros que regresaran a su trabajo pastoral anterior en las diócesis o se incorporaran a sus comunidades religiosas. Los sacerdotes obreros fueron rehabilitados en 1965 después del Concilio.
Otras de las ideas bases para el inicio de la Teología de la liberación fue la vida y obra revolucionaria del sacerdote colombiano Camilo Torres (1929-1966) quien luchó en el ELN en su primer combate contra el Ejército regular. El padre Camilo Torres fue un verdadero ejemplo para curas y católicos que posteriormente tratarían de continuar su obra no solo en Colombia, sino en toda América.
Otra inspiración para la Teología de la Liberación latinoamericana fue la lucha por los derechos civiles que a su vez gano derechos para los negros de Estados Unidos liderada por Martin Luther King (1929-1968). A su vez una Teología de la Liberación negra ha sido desarrollada por James H. Cone y otros. En Sudáfrica se desarrolló una vigorosa Teología de la liberación negra en la lucha contra el apartheid. En el resto de África la Teología ha cuestionado la conquista, esclavización y colonización de los africanos por la cristiandad europea y se ha centrado en la pobreza absoluta que ha resultado como consecuencia en la mayoría de los países africanos. En Asia la Teología minjung (coreano: de la masa popular), o la Teología Campesina en Filipinas (expuesta por Charles R. Avila), han sido expresiones relacionadas con la Teología de la Liberación latinoamericana.
La Teología de la Liberación ha nacido en América Latina en un momento histórico determinado. Durante siglos América Latina no tuvo teología propia: importaba la teología que se fabricaba en Europa. Su teología era el reflejo de la europea. La dependencia de América Latina respecto al mundo rico, no sólo era económica y política, sino también eclesial y teológica.
Principales ideas [editar]
Algunas de las ideas de la Teología de la Liberación son:
La salvación cristiana no puede darse sin la liberación económica, política, social e ideológica, como signos visibles de la dignidad del hombre.
Eliminar la explotación, las faltas de oportunidades e injusticias de este mundo.
Garantizar el acceso a la educación y la salud.
La liberación como toma de conciencia ante la realidad socioeconómica latinoamericana.
La situación actual de la mayoría de los latinoamericanos contradice el designio histórico de Dios y la pobreza es un pecado social.
No solamente hay pecadores, hay víctimas del pecado que necesitan justicia, restauración. Todos somos pecadores, pero en concreto hay que distinguir entre víctima y victimario.
Tomar conciencia de la lucha de clases optando siempre por los pobres.
Afirmar el sistema democrático profundizando la concienciación de las masas acerca de sus verdaderos enemigos para transformar el sistema vigente.
Crear un “hombre nuevo” como condición indispensable para asegurar el éxito de la transformación social. El hombre solidario y creativo motor de la actividad humana en contraposición a la mentalidad capitalista de especulación y espíritu de lucro.
La libre aceptación de la doctrina evangélica, es decir, primeramente procurar a la persona unas condiciones de vida dignas y posteriormente su adoctrinamiento evangélico si la persona quiere.
Sin embargo, es capital destacar la apreciación que hace Gustavo Gutierrez: al contrario que otros postulados teológicos o filosóficos, la Teología de la Liberación es un acto segundo, es decir, emana de una experiencia de compromiso y trabajo con y por los pobres, de horror ante la pobreza y la injusticia, y de apreciación de las posibilidades de las personas oprimidas como creadores de su propia historia y superadores del sufrimiento. No es, por tanto, un desarrollo intelectual que luego se quiera llevar a la realidad.
La base Teológica y Conceptual [editar]
“La injusticia e inhumanidad crece en los países industrializados, la globalización de la economía lleva claramente la falta de solidaridad de nuestras sociedades. La Teología de la Liberación en Latinoamérica es la primera alternativa contra el capitalismo. La mercadizacion global de todas las cosas. Ya no solo es una teología contextual latinoamericana, sino que, con el desarrollo mencionado, se convierte en teología contextual universal.”. Uno de sus máximos exponentes, el jesuita y mártir Ellacuría reclama una nueva civilización, la civilización de la pobreza, contrapuesta a la de la riqueza, puesto que ésta se ha revelado como un nuevo Moloch que devora a las personas y el planeta. Su condena de la riqueza se debe en gran medida a sus frutos de pobreza y opresión en el planeta, a la indiferencia que crea en el corazón del mundo rico y desarrollado. Ellacuría, Romero, Sobrino, comparan la muerte de personas en el mundo pobre, en el Sur, con el Siervo de Yaveh, y afirman que poseen una santidad elemental, jesuánica.
Refiriendo una nueva iglesia de los pobres, el Obispo Jürgen Moltmann, inauguró con las palabras arriba expuestas, una serie de conferencias sobre el tema de La Teología de la Liberación corriendo el año de 1999 en la Iglesia Católica Alemana.
La relación del Catolicismo y la pobreza, ha sido fundamental para la historia y la difusión de la religión en todos los tiempos. Apoyada a veces, criticada en otras ocasiones, la Teología de la Liberación se ha dedicado a difundir el evangelio cristiano con un peculiar estilo al igual en países en desarrollo que en aquellos menos favorecidos en lo económico.
Su filosofía es de condena y de apego a la pobreza. Surgió al mundo católico con la publicación del libro “Historia, Política y Salvación de Una Teología de la Liberación” del sacerdote jesuita, ahora dominico, peruano Gustavo Gutiérrez Merino, en 1973; esto después de que en 1968 en la Conferencia Episcopal del CELAM se había hecho énfasis en el compromiso de la Iglesia Católica con los pobres, el libro de Gutiérrez se interpreto así como la respuesta y el detonante.
Resulta difícil definir a la Teología de la Liberación pero puede partirse de la base que busca un análisis profundo del significado de las clases sociales y su relación con la pobreza. Para llegar a ello, inserta el marxismo y otras ideologías sociales con el cristianismo. Cristo es percibido principalmente como “liberador” de la condición de la pobreza material.
Juan Pablo II y la Teología de la liberación [editar]
El Papa Juan Pablo II solicitó de la Congregación para la Doctrina de la Fe dos estudios sobre la Teología de la Liberación que fueron hechos en sendos documentos en 1984 y 1986 con los nombres de [Libertatis Nuntius] y [Libertatis Conscientia] donde se consideraba básicamente que, a pesar del compromiso radical de la Iglesia católica con los pobres, la disposición de la Teología de la Liberación a aceptar postulados de origen marxista o de otras ideologías políticas no era compatible con la doctrina, especialmente en lo referente a que la redención sólo era posible alcanzarse con un compromiso político.
Las falacias de la Teología de la Liberación, según conclusiones del vaticano fueron:
1 - Desde un punto de vista teológico, el análisis marxista no es una herramienta científica para el teólogo, que debe, previo a la utilización de cualquier método de investigación de la realidad, llevar a cabo un exámen crítico de naturaleza epistemológica más que social o económico.
2 - El marxismo es, además, una concepción totalizante del mundo, irreconciliable con la revelación cristiana, en el todo como en sus partes.
3 - Esta concepción totalizante impone su lógica y arrastra las "teologías de la liberación" a un concepto de la práxis que hace de toda verdad una verdad partidaria, es decir, relativa a un determinado momento dialéctico.
4 - La violencia de la lucha de clases es también violencia al amor de los unos con los otros y a la unidad de todos en Cristo; es una concepción puramente estructuralista, para legitimar esa violencia.
5 - Decir que Dios se hace historia, e historia profana, es caer en un inmanentismo historicista, que tiende injustificadamente a identificar el Reino de Dios y su devenir con el movimiento de la liberación meramente humana, lo que está en oposición con la fe de la Iglesia.
6 - Esto entraña, además, que las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad reciban un nuevo contenido como "fidelidad a la historia", "confianza en el futuro", y "opción por los pobres" que en realidad les niega su sustancia teológica.
7 - La politización de las afirmaciones de la fe y de los juicios teológicos lleva a la aceptación de que un hombre, en virtud de su pertenencia objetiva a1 mundo de los ricos, es, ante todo un enemigo de clase que hay que combatir.
8 - Todo eso lleva a un clasismo intolerable dentro de la Iglesia y a una negación de su estructura sacramental y jerárquica, 'hendiendo al Cuerpo Místico de Cristo en una vertiente "oficial" y otra "popular", ambas contrapuestas caso reciente de Nicaragua).
9 - La nueva hermenéutica de los teólogos de la liberación conduce a una relectura esencialmente política de la Escritura y a una selectividad parcial y mendaz en la selección de los textos sacros, desconociendo la radical novedad del Nuevo Testamento, que es liberación del pecado, la fuente de todos los males.
10- También entraña el rechazo de la Tradición como fuente de la fe y una distinción inadmisible entre el "Jesús de la Historia" y el "Jesús de la Fe", a espaldas del magisterio eclesiástico».[1]
Sin embargo, algunos teólogos de la liberación, como Samuel Ruiz, sostienen que la teología es una labor reflexiva que debe venir después de la opción que se haga, en este caso por los pobres. Otros, como Jon Sobrino, niegan todas las acusaciones anteriores, y llaman la atención sobre el hecho de que la mayoría ellas se basan en obras suyas que cuentan con la correspondiente aprobación eclesiástica.
Representantes [editar]
Alberto Methol Ferre, uruguayo
Andrés Torres Queiruga,español
Camilo Torres Restrepo, colombiano
Carlos Felipe Ximenes Belo, procer obispo timorés
Carlos Mugica, argentino
Eduardo Delgado, ecuatoriano
Eloy Roy, canadiense
Elsa Tamez, mexicana
Enrique Dussel, argentino/México
Ernesto Cardenal, nicaragüense
Erwin Kräutler austríaco/brasileño
Frei Betto, brasileño
Gerardo Valencia Cano, colombiano
Gustavo Gutiérrez Merino, peruano
Hélder Câmara, arzobispo brasileño
Hugo Assmann, brasileño
Ignacio Ellacuría, mártir español/salvadoreño
Ignacio Martín-Baró, mártir español/salvadoreño
Jon Cortina, español/salvadoreño
Jon Sobrino, español/salvadoreño
Jorge V. Pixley, estadounidense/nicaragüense
José Gómez Izquierdo, ecuatoriano
José María Castillo, español
José María Vigil, español radicado en Panamá
José Míguez Bonino, argentino
José Porfirio Miranda, mexicano
José Severino Croatto, argentino
Juan José Tamayo, español
Juan Luis Segundo, uruguayo
Juan Vives Suriá, venezolano
Leonardo Boff, brasileño
Leonidas Proaño, ecuatoriano
Luis Alberto Luna Tobar, ecuatoriano
Luis Felipe Zegarra, peruano
Marcela Althaus-Reid, argentina
Nelson Casique, venezolano/Valencia
Óscar Romero, mártir arzobispo salvadoreño
Pablo Richard, chileno
Paul Gauthier, francés
Pedro Trigo, español/venezolano
Pere Casaldàliga obispo español/brasileño
Rafael Avila, colombiano
Raúl Vera, mexicano
Richard Shaull, estadounidense
Rutilio Grande, salvadoreño
Samuel Ruiz, mexicano
Sergio Méndez Arceo, mexicano
Tomás Balduinos, brasileño
Bibliografía [editar]
Berryman, Phillip. 1989. Teología de la liberación: Los hechos esenciales en torno al movimiento revolucionario en América Latina y otros lugares. México: Siglo Veintiuno Editores. copia en internet
Boff, Leonardo Desde el lugar del pobre 1989. 'Ediciones Paulinas, Bogotá.
Dussel, Enrique. 1972. Caminos de liberación Latinoamericana, Latinoamerica Libros, Buenos Aires. texto completo.
Dussel, Enrique. 1972. Teoría de la liberación y ética. Caminos de liberación Latinoamericana II, Latinoamérica Libros, Buenos Aires. texto completo.
Gutiérrez, Gustavo. 1973. Teologá de la Liberación. Perspectivas. Ediciones Sígueme, Salamanca.
Segundo, Juan Luis. 1973. Liberación de la Teología. Lohlé, Buenos Aires.
1977. "Capitalismo y socialismo, cruz teológica"; La nueva frontera de la teología en América Latina; Rosino Gabellini editor. Ediciones Sígueme, Salamanca.
Sobrino, Jon. 1989. Compañeros de Jesús. El asesinato-martirio de los jesuitas salvadoreños. Editorial Sal Terrae, Santander.